domingo, 22 de noviembre de 2020


Pico de la Pinareja,
 25 años y tres días después de escribir el poema.



Quiero ver ese horizonte,
un horizonte real que 
me invite a tocarle.

Pero extiendo mi mano
y no puedo alcanzarle,
porque tal vez sea real o imaginario.

Un horizonte que se funda en la tierra
no una mezcla de azules,
no colinas negras.

Quiero un horizonte que se pierda
y me invite a hacerlo.

Quiero un horizonte eterno,
el que siempre se pierde en el tiempo.

No el horizonte de la vida y la muerte
no el horizonte del amor y el odio.

Quiero un horizonte real
que me invite a fundirme 
en toda su eternidad.



19-Noviembre-1995


Mi yo becqueriana

cuadro de Jesús Flores Alzamora



Oscuras sombras cierran la noche
oscuras olas luchan con ella
y se alejan, y se pierden
y se marchan tan lejos que…
no vuelven.

Olas oscuras con crestas de plata
me llaman a gritos
pero no sé nada.
Me invitan, se marchan, pero…
no vuelven.

Olas de sal, de fuego y de odio
arremeten furiosas en las rocas de un óleo
gritan mi nombre con notable agobio
yo lloro y siento el espanto de ver que…
no vuelven.




Septiembre de 1995


sábado, 31 de octubre de 2020

Poemas en confinamiento VII Reconocerse

 






 VII

Reconocerse



Si encontrase de dónde comenzar a tirar
arrancaría todo lo que me recubre. 
Que a veces me veo y es tan lejano todo lo que me equivale,
que reconocerme es en sí una incertidumbre.
Lo de dentro y lo de fuera se confunden, se reflejan,
y difuminado me difunde como un ser que no sé si soy yo, o si me gusta.

No, claramente. Si encontrase de dónde comenzar a tirar, tiraría y tiraría...
 
Empezaría por mi cuello
para arrancar esta papada irremediable,
sangraría bastante en la barbarie
pero sería un paso útil, un gran avance.
Es más, desde allí es posible con un buen tirón sacar la cabeza limpia
y adiós ojeras y mofletes caídos, 
adiós signos de todo drama y desidia,
fuera marcas de ojos llenos de tristeza, fuera también ligerezas y alegrías.
Que eres muy codiciosa con tu día a día,
siempre una famélica andante, pedigüeña de atención y cariño.

Si es un gesto rápido seguro que no duele
y ya sin rostro avanzar es más sencillo.
 
A una piel que llora tantos mimos
arrancarla de cuajo y con esmero
es como como concederle un favor divino;
aliviarla del contacto el continuo anhelo.

Fuera la piel de brazos que abrazan,
de piernas que apresan,
fuera de un torso que no puede hincharse de aire sin anhelar la fuerza,
que no respira, que sólo se hiere porque no piensa .
Fuera la piel más fina de mis pechos y sin pezones,
quede toda mi carne en carne viva, 
quede desgarrada entera de abajo a arriba,
quede como buen reflejo fuera lo que azota dentro... 

Que no me reconozco aunque lo intento.

Si no me reconozco al mirarme, dime carcasa
¿para qué te quiero?
Si me agota ver mi angustia tan cansada
reflejada en cualquier superficie traicionera,
si me escondo cuando muestro mi estribillo.
Si no me reconozco, no me sirves de nada.
 
Voy a darme la vuelta desde dentro
a ver si la lluvia me limpia un poco,
que hay sitios a los que no llego y que no encuentro,
y así ni curo, ni arreglo, ni reinvento.

 

 

 

 



15 de mayo de 2020

Poemas en confinamiento VI Adelante

 

Preciosa foto de What Is Music




VI

Adelante

 


“Seguiremos dándole duro desde casa,
sin poder mirarnos a los ojos.”
 
Hay un montón de cosas importantes,
imperantes, expectantes
implorantes, integrantes,
exultantes y elegantes
que hacen de este encierro
algo, posiblemente, interesante.
(y que remedio, si no quiero terminar con improperios…)
 
Puedo darle vueltas a mil resultados
y buscar lo menos inesperado.
Ahondar en lo que viene dado
de nosotros, nuestra misma esencia.
Cuánta cosa útil puedo y debo
(ese debo tan social…  que me tie tan frita!)
sacar fuera en este, que no es fútil, encierro.
 
Que si veo bien no es tanto sacrificio;
Nevera llena, manta, wifi y listo.
Si nos quejamos es por puro vicio.
Que no es pa’ tanto ni merece el llanto
que tu piel y tus labios pierdan el instinto.
Que no abraces, ni beses.
Que no acaricies.
Que es solo temporal.
Se puede, qué narices.
Es preciso y hay quien tiene
que dejarse ahí fuera nuevas cicatrices.
 
Hay un sinfín de cosas importantes
Divertidas, compartidas, significantes;
Videollamadas, series, partidas.
Conciertos, jams, poemas y constantes
muestras de que a quien le sale, pues comparte.
 
Clases online, teletrabajo, malabares, obras de teatro,
vídeos en directo ¡¡Todos tan majos!!
todos dispuestos a compartir el buen trabajo.
Un puñao de recursos bien usados
que nos ayudan a todos a pasar el trago.
 
Aun así, mira tú, con tanto recurso,
Y no poder mirarnos a los ojos, qué disgusto.
 
¿Qué puedo hacer para mirarte frente a frente?
Si en la pantalla se pierde el mirarte a los ojos.
Nos miramos y el mirarte, ya es deleite,
pero esa carencia me recuerda el modo.
Si miro al objetivo y “te miro” no te veo.
Si miras para mirarme te pierdes mi respuesta.
Eso no se arregla con recursos e ingenio.
 

Eso se arregla con tenerte cerca.

 





 4 de abril de 2020

Poemas en confinamiento V A milímetros o a nada

 




V

A milímetros o a nada

 

A milímetros o a nada
quiero tener mi lengua y fragmentada
cada parte de mi piel desesperada que (paradoja)
se sonroja, te sonrojas ¡qué espera!

A milímetros o a nada
mis dedos en tu nuca, en tu pelo, en tu espalda.
Si son sueños no me vale.
No me vale, ya, a través de una pantalla
que quiero que haya o milímetros
o nada entre nuestras manos
entre nuestras miradas
entre nuestra piel, que sucumbe
sucumbe ante milímetros y nada.

La carga del deseo que deseo
esa sonrisa congelada en la nada.
Tus dedos en la boca,
tu mirada contenida
escondida tras el brazo que me abraza.
No quiero más que milímetros
o a nada.

No quiero palabras en textos,
susurros grabados en la nada.
No me valen, aunque alivien, las pantallas.
Yo te quiero a milímetros
o a nada.

Nada de espacio entre nosotros
mira qué bien cuido de tu piel.
Toda mi caricia contemplada,
están mis dedos deseando desearte
a milímetros o a nada.

O que faro tengo, sin girar, sin luz
que faro tengo que me agarra
que me asegura que llegará el momento
en el que entre tu y yo no habrá
ni milímetros ni nada.



29 de marzo de 2020

Poemas en confinamiento IV Todo es posible si es posible que



Foto de Carolina Clocchiatti



IV

Todo es posible si es posible que

 


 Cuando llueve y aún hay sol
salen los colores; reales e irreales.
Los irreales para decirte que es todo posible.
Los reales para decirte que todo es posible.

No hay paisaje ni pasaje
que el hombre pueda imaginar o inventar 
y la naturaleza no eche por tierra con su realidad.
Infinitamente insuperable.
Gran beneficiosa de todo este desastre, 
no necesitas mas que un poco de agua y luz,
para hacerte sobre todos nosotros,
inmensa, grande. Inalcanzable. 

Todo es posible si es posible
que caigan gruesas gotas mientras brilla el sol,
que trazan arcos de esperanza viva. 
Que nos trae luces en las que no creemos, 
para dejar de crecer en necias sombras.
Para mirar donde no solemos vernos
y forjar con luces mágicas, que son reales,
en qué queremos convertir los sueños,

más allá de quereres y ensoñares.





31 de marzo de 2020 

Poemas en confinamiento III Qué, cómo, cómo





Dibujo de Samuel López






III

Qué, cómo, cómo 


Ahora hablo más con mis dedos que con mi voz,
más a la pantalla que a la cara,
sobre estimulada de estímulos que vuelan y vuelan.

Puedo gritar con mayúsculas.
Puedo tocar tu cara de cristal.
Puedo imaginar que siento tu piel.
Puedo desesperar por que llegue mañana.

Empezar a pensar qué sentimos,
cómo sentimos,
cómo sentiremos.

Puedo ver tu sonrisa al otro lado
y la de tu hermano, ais cuanto os quiero.
Puedo sentir que os doy un abrazo,
que os despeino,
que os alzo por el aire,
que os dejo caer (ui casi) al suelo,
que os hago cosquillas hasta perder el resuello.

Empezar a pensar qué perdemos.
Cómo perdemos.
Cómo perderemos.

Puedo ver tu sonrisa al final del pasillo.
Sentir que hoy no puedo darte la charla que necesitas.
Puedo esperar mi turno para la cocina.
Y no poder darte un beso, aunque te vea.
Y no poder abrazarte, aunque te vea.
Y no poder acurrucarme en ti, aunque te vea.
Y no poder compartir el sillón, aunque te vea.

Empezar a pensar qué mantenemos.
Cómo mantenemos.
Cómo mantendremos.

Soy de piel adicta a caricias, besos y contacto.
Siento cómo el mono invierte el sentido de los poros 
haciendo daño directo a lo que sea que duele dentro.

Tendré que aprender a besarme a mí misma.
Tendré que aprender a abrazarme a mí misma.
Tendré que aprender a mirar por la ventana.
Tendré que aprender a esperar con calma.

Empezar a pensar qué somos.
Cómo somos.
Cómo seremos.



 







20 de marzo de 2020

 

Poemas en confinamiento II Poco os pasa

 



Imagen de Igor Morski




II

Poco os pasa


Hiciste de mí un puñado de celdas
alzando fronteras donde tú quisiste.
Y cuándo más te enderezaba el poder de tu vara,
te viste en el miedo y el encierro.
Cuándo más poderoso,
cuándo más señalabas, 
te quedaste sin recursos
aislado y quejumbroso.

Yo, que he temblado de pena.
Que se han desbordado en sunamis mis lágrimas.
Que he escupido el fuego de mis entrañas.
En un mes sin ti veo limpios mis cielos,
limpios mis canales, esos que tu creaste. 
Tu situación lastimera está limpiando mi cara.
Porque tú has emponzoñado el agua de mis venas
Y mira que sólo con unos días sin ti y todo cambia.

También limpias mi alma cuando oigo tus aplausos, 
cuando oigo cómo cantas, cómo alabas.
Asomados como hormigas en sus casas, 
tan pequeños, tantos, tan insignificantes. 
Tan plaga.

Cantas. Aplaudes. ¿Te enteras de verdad de qué pasa?
Encerrado como estás, ¿estás seguro? 
¿eres realmente consciente de lo que falla?
¿aprenderás algo en verdad de esta PANDEMIA?
 De este miedo que es real y mata.
Porque ante ti se abren dos caminos,
el de la vida humana y el de la plata.

Permite que sonría con descaro 
ante esta situación que es mi respiro,
porque surge de la inquina del rencor
de quien lleva soportando a vuestro simio.
Que lleváis años destrozándome sin sapiencia, 

ahora me estiro sin dolor y con alivio.

Ojalá de este lapsus momentáneo
saquéis algo de sabiduría “sapiens sapiens”.
Que no se os vaya más tanto de las manos
ser conscientes de que no soy tan grande.
Que no tenga que planear en un futuro
algo peor, que de verdad os arrase.






18 de marzo de 2020

Poemas en confinamiento I Para volar no hacen falta alas



Dibujo d Tatyana Mieva



I

Para volar no hacen falta alas


Como tener las alas atadas al pecho,
recogido y atrapado tu anhelo de volar.
Nada como no poder alzar el vuelo
para que el deseo ahogue de verdad.
 
Es esa manía de esperar que queda
en el poso del café al reposar. 
Esa mala costumbre de dejar pa'luego
las palabras, los abrazos, el mirar.
 
Qué alivio ser conscientes del fracaso.
Qué alivio que la marea vuelva aunque no está.
Qué alivio darse cuenta de los pasos
que hemos dado erróneos al caminar.
 
Llora entonces con paciencia tus anhelos
y que limpien de tu rostro tu pesar,
porque todo lo que ves por tu ventana
será tuyo cuando vuelvas a volar.
 
Llora con paciencia y hazte un río
que limpie tu camino de verdad,
que no deje nunca nada en un intento
porque nunca sabes cuándo todo parará.
 
Mira con anhelo lo que sueñas.
Siente en tus labios y en tu piel
la certeza de que nada quede inerte,
de que nada quede nunca por hacer.
 
No sea que el mañana ate tus alas
y no puedas alzar el vuelo, otra vez
y se queden a las puertas tus deseos,
esos que sólo tú puedes hacer.








18 de marzo de 2020