martes, 6 de noviembre de 2012

Mi fuga


Dame una sierra,
dame una sierra que quiebre los barrotes
de la cárcel que me aleja
del calor de la noche y de sus voces.

Que hasta el cristal me hace presa,
como una jaula improvisada
del sonido de tu lengua,
del azul de tus ojos; tu mirada.

Cadencia continuada, nada perfecta.
No me valen mis reproches,
si voy mal encaminada
nadie corrige mis golpes,
por eso salen las jaulas
las prisiones con barrotes,
no me siento limitada;
que no valen mis reproches.

Dame una serreta fina
para cortar los grilletes
que me atan a esta celda
donde nada me arremete.
Cree mi carcelero que así aleja
de mi cuerpo mis temores,
cree que si me tiene presa
no llegarán los temblores,
no haré víctimas secretas
ni de mis labios amores.

Pero no sabe que encierra
junto a mi cuerpo, mi monte,
ni en mis carnes ni en mi pelo,
ni la piel que me recorre,
dentro, muy dentro,
desde que el tiempo me dio nombre,
dentro, muy dentro de mí
el enemigo se esconde.

Cree mi carcelero que evita
que otros duelos provoque,
piensa que ha puesto freno
a mis salvajes estoques,
no sabe que dentro, muy dentro
es donde surgen los brotes,
que mi cabeza está enferma,
que sólo se presta al roce,
que mi palabra es eterna
y que en ella encuentro el goce.

De modo que ¡aquí esa sierra!
que reviente estos barrotes
que mi alma es libre y terca
que mi cabeza responde
y dentro, muy dentro tengo
el enemigo que absorbe,
que genera, engendra y cría,
mi mal, mi anhelo y mi goce.
Con el que lucho y me lanza
a sufrir por los rincones,
que me impulsa a levantarme
para hacer él los honores
de empujarme y pisotearme,
de enseñarme los horrores.

Dame, que sola no encuentro,
las herramientas mejores
para salir de esta celda
y perderme en pormenores,
que quien quiere mis pendencias
es que no busca perdones,
que ya sé que no hay contienda
que resalte mis galones.

Si soy hija del destierro
o si lo soy de la noche,
de cualquiera de las prendas que me visten
las arranco, tiro al suelo y me despojo.
Soy víctima de la carne que no viste
y mis labios los culpables del destrozo,
no hay cárcel ni prisión que limite
mis zancadas, mi brío ni mi arrojo,
que esta fuga es cosa hecha si soy lista, 
si llega el día y me olvido de tus ojos.



(25 de mayo de 2009)

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